J. Martínez Recalde
Su poderoso galeón, el San Juan, buscó enconadamente que se produjese el enfrentamiento masivo a cortas distancias que hubiese decantado la victoria española. Su valiente estrategia consistió en dejarse rodear por barcos enemigos, en dos ocasiones, para esperar a que llegasen refuerzos y se generalizase el combate. Así se vio las caras con el Revenge de Drake, que salió malparado y rehuyó el cuerpo a cuerpo. En el viaje de vuelta de la Gran Armada, Recalde recogió náufragos de otros barcos, dio a Marcos de Aramburu los cables que necesitaba, mostró compañerismo, solidaridad y destreza marinera. Y así logró conducir hasta La Coruña a más de cuatrocientos soldados de los Tercios viejos de infantería, que constituirán el núcleo de la defensa coruñesa. Días después, lejos de su Bilbao natal, moría Recalde, pero La Coruña resistirá gracias a los hombres salvados por él, y la resistencia coruñesa propiciará la posterior y definitiva derrota inglesa en Lisboa. Así, en cierto modo, Recalde, como el Cid sobre Babieca, cosechará tras su muerte la mayor de sus victorias.